Nunca se entiende algo hasta que lo vives en tus propias carnes.
Una vez leí que "nadie mata a nadie, nadie se suicida, nadie se muere de pena y nadie llora más de tres días seguidos". Yo, de verdad, puedo afirmar que las cosas no son así. Y menos cuando se trata de perder.
Puedes perder tu camisa favorita y sentirte apenado. Pero perder a la persona que más te ha querido, a lo más grande que has conocido jamás, y la única que da, ha dado y te dará todo lo que necesites y aún más que eso, te causa un dolor que te desgarra el alma, una herida que puede que no se cure en tres días. Y si lloras, lloras.
Ella es, fue y será la mujer más valiente, más fuerte, más maravillosa, y más grande que nadie conoció, y no lo digo yo, lo dicen todas las personas que sufrimos este dolor incesante en el pecho.